La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Nunca más seré
Quien antes fui
Ya la puerta cerré
No volveré
Mas yo seguiré
Hasta ganar
Y nunca más seré
Quien antes fui.
Nunca más seré
Quien antes fui
Ya la puerta cerré
No volveré
Mas yo seguiré
Hasta ganar
Y nunca más seré
Quien antes fui.
Fuego cae
Arde en mí
Fluye como ríos
Hasta curarme
Quita las tinieblas
Y quema todo mal
Para glorificar
Tu nombre, Oh Señor!
Nuevas metas hay
Para alcanzar
Te quiero sentir Señor,
Prepárame
La Gloria de Dios
Llena mi ser
Y nunca más seré
Quien antes fui.
Fuego cae
Arde en mí
Fluye como ríos
Hasta curarme
Quita las tinieblas
Y quema todo mal
Para glorificar
Tu nombre, Oh Señor!
(Repeat)
Nunca más seré
Quien antes fui
Ya la puerta cerré
No volveré
Mas yo seguiré
Hasta ganar
Y nunca más seré
Quien antes fui...
Y nunca más seré
Quien antes fui...
Y nunca más seré
Quien antes fui.