La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No existe en la tierra algo semejante
Nada se compara un beso tuyo
Hacerme capaz de sentir mi sangre
Hacerme sentir que soy de carne
No existen fronteras que me detengan
Un centenar de hombres pueden con esta fuerza
Lo que llevo a qui dentro es mi verdad
Nada en este mundo te puede cambiar
Y voy contigo a donde me quieras llevar
Voy contigo no temo si tu vas
Te amare por el resto de mis días te amare
Deja que hablen nuestros cuerpos
Te amare en esta vida o en otra te amare
Te amo por lo que eres y por lo que soy
Junto a ti
Eres tu lo que quiero cada día
Si te sueltas de mi mano creo que moriría
Juro que por siempre cuidare de ti
Me muero si te pierdo, si te alejan de mi
Y voy contigo a donde me quieras llevar
Voy contigo no temo si tu vas
Te amare por el resto de mis días te amare
Deja que hablen nuestros cuerpos
Te amare en esta vida o en otra te amare
Te amo por lo que eres y por lo que soy
Junto a ti
Te amare desde a qui a la eternidad
Junto a ti