La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
I
Toda Enfermedad tu llevaste al morir
Y por mi sufriste en silencio mi dolor, Por mi rebelión
Azotado y herido, y por darme paz recibiste mi castigo.
CORO
Por tu llaga sano soy…. Soy fruto de tu aflicción
Oh Mesías salvador hoy te rindo adoración
Pusiste tu vida expiación por la mía,
Jesucristo mi rey, glorioso Mesías.
II
Varón de dolores fuiste desechado,
en todo quebranto experimentado,
Como un cordero al matadero llevado
Y con tu sangre limpiaste mi pecado.
CORO
Por tu llaga sano soy, soy fruto de tu aflicción
Oh Mesías salvador, hoy te rindo adoración
Pusiste tu vida, expiación por la mía.
Jesucristo mi rey, glorioso Mesías. (Bis)