La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tu belleza es indescriptible,
Difícil de expresar,
Tus obras son incomprensibles,
No hay nadie como tú, señor…
¿quién podrá entender tu sabiduría?
¿quién podrá medir tu profundo amor?
Tu belleza es indescriptible,
Majestad, entronado estás…
Maravillado estoy de ti,
Maravillado estoy de ti,
Santo dios, de quien la gloria es, maravillado estoy,
Maravillado estoy…
Tu belleza es indescriptible,
Difícil de expresar,
Tus obras son incomprensibles,
No hay nadie como tú, señor…
¿quién podrá entender tu sabiduría?
¿quién podrá medir tu profundo amor?
Tu belleza es indescriptible,
Majestad, entronado estás…
Maravillado estoy de ti,
Maravillado estoy de ti,
Santo dios, de quien la gloria es, maravillado estoy,
Maravillado estoy…
Maravillado estoy de ti,
Maravillado estoy de ti,
Santo dios, de quien la gloria es, maravillado estoy,
Maravillado estoy…