La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Levantemos nuestra voz hacia el cielo
Alcemos nuestros ojos hacia él
Abracemos la justicia de su reino
Andemos en su gracia y su poder
Levantemos nuestra voz hacia el cielo
Alcemos nuestros ojos hacia él
Abracemos la justicia de su reino
Andemos en su gracia y su poder
Cantamos gloria, gloria
al gran yo soy
Cantamos gloria, gloria
a nuestro creador
Cantamos gloria, gloria
al autor de mi salvación
Tu eres el rey,
sobre toda creación
Eres señor,
sobre mi situación
gobiernas hoy,
y tu autoridad nunca acabará
Tu eres el rey,
sobre toda creación
Eres señor,
sobre mi situación
gobiernas hoy,
y tu autoridad nunca acabará
(Gracias a Hernan Alvarez por esta letra)