La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Ante la cruz, en el calvario
Los soldados, fariseos y la turba
Todos le han abandonado
Solamente ha quedado
María y el discípulo amado
Mujer ahí tienes a tu hijo
Y al discípulo amado le dijo
Ahí tienes a tu madre
Juan, dichoso Juan, el primer hijo
Después de Jesús el primer hijo
Estuviste con María ante la cruz
Y por eso recibiste de Jesús
A María como madre
Muy valiente y arrojado y muy enamorado
Hay que ser para estar con jesús en la cruz clavado
Y poder recibir de boca de Jesús a María, como madre
Quiero ser como tú, Juan, el discípulo amado