La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Existe un silencio de amor
És un silencio fecundo
No hacen falta las palabras
Todo se dice en silencio
És un silencio de amor
A veces no se escucha nada
Queriendo escuchar al amado
El permanece en silencio
En un silencio de amor
És un silencio de amor
El alma se siente perdida
Añora la voz del amado
Como en los dias de fiesta
Y teme no estar a su lado
Pero el amado esta alli
Como escondido, dormido
En el corazón del alma
En un silencio de amor
En un silencio de amor