La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Antes de darte vida, ya te había apartado
Ya te había escogido, desde antes de nacer
Para ser, profeta de las naciones
A y Señor, sabes que muy joven soy
A y Señor, y no se domar mi voz
Y él contestó
No, no no digas: Soy muy Joven tu irás a donde te mande
Y ejecutarás mi orden
No, no le temerás a nadie, protegiéndote estaré
La palabra que hoy te doy, está en pie
Entonces el Señor, su mano extendía
Y con ellas mis labios tocó, y al mismo tiempo decía
Mira que he puesto mi palabra, en tu palabra
Y desde hoy tienes autoridad sobre reinos y naciones
Y desde hoy tienes autoridad sobre reinos y naciones
No, no no digas: Soy muy Joven tu irás a donde te mande
Y ejecutarás mi orden
No, no le temerás a nadie, protegiéndote estaré
La palabra que hoy te doy, está en pie