La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Todo lo dejaste por mí
Una casa de niña un hermoso jardín
Todo lo dejaste por mi
Tanto sueños tenías que no haz de cumplir
Mis sueños se volvieron tuyos, luchaste por mí
Todo lo dejaste por mí
Te pusiste mi nombre eres parte de mí
Todo lo dejaste por mi
La inocencia y los años mejores de ti
No dudes aunque pase el tiempo, contigo estaré
Para acercarte la luna
Y calentarte los pies
No tengas duda ninguna allí estaré
Para escribirte un poema
Y conquistarte otra vez
No tengas duda ninguna allí estaré
Para jugar con tu pelo
Y prepararte un café
Todo lo dejaste por mí
Y cambió tu figura también tu perfil
Todo lo dejaste por mí
Y los hijos te hicieron llorar y reír
No dudes aunque pase el tiempo, contigo estaré
Para acercarte la luna
Y calentarte los pies
No tengas duda ninguna allí estaré
Para escribirte un poema
Y conquistarte otra vez
No tengas duda ninguna allí estaré
Para jugar con tu pelo
Y prepararte un café
Allí estaré, allí estaré, allí estaré
Para acercarte la luna
Y calentarte los pies
No tengas duda ninguna allí estaré