La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Recuerdo una fuente que ayer visitaba
De agua cristalina que mi sed saciaba
Que nace profundo desde la entrañas
Del buen corazón de la vieja montaña
Cuando me acercaba a sus aguas tan claras
Limpiaba las manchas de mis pies cansados
Hoy le echo de menos desde mis adentros
Hoy le echo de menos
Vuelvo, a beber de tus corrientes
Ahora vuelvo a mojar mis pies cansados del desierto
Ahora vuelvo, ahora vuelvo
Vuelvo a sanar mi corazón que estaba enfermo
Y a encontrar entre tus aguas nuevo aliento
Ahora vuelvo, ahora vuelvo
Y el agua corría y el valle llenaba
Y a un lado del río los niños jugaban
Y el fruto que a tiempo los árboles daban
La gente comía y el alma sanaba
Cuando me acercaba a sus aguas tan claras
Limpiaba las manchas de mis pies cansados
Hoy le echo de menos desde mis adentros
Hoy le echo de menos