La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
(I)
Este invierno se extendió mas de la cuenta
Hace tiempo que no ve la primavera
Hace mucho que no brilla el sol con fuerza
Se nublo mi corazón sin darme cuenta
Coro
Y añoro la mañana cundo el sol saldra cuando brillara
Brilla desde el cielo luz de vida brilla
Ven a desacer la escarcha
que este invierno me dejo
este frió abrazador
Ven, ven.
(II)
Duele el frió que ha dejado en mi tu ausencia,
Duele el aire al respirar sin tu presencia,
Ya mi aceite se acabo sin darme cuenta,
y mi lampara se apaga en la tormenta.