La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
A veces siento que el viento
Me susurra tu nombre
Y pienso que el sauce lamenta por ti
Y cuando muere la tarde
Me recuerda el anhelo
Y el hambre profunda que siento por ti
Y cuando canta el bosque
Me invita a buscarte otra vez a ti
Eres lo que mi alma necesita
Lo que mi pasión incita
Lo que llena mi interior
Eres lo que a diario echo de menos
Lo que causa mis desvelos
Y me llena el corazón
Eres el anhelo de mi voz
A veces pienso que anuncian
Las aves tu nombre
Cuando en primavera levantan la voz
Y cuando cae el rocío
Y baña la noche
El frío en mi alma busca tu calor
Y cuando nace el día
Comienza de nuevo mi sed por tu amor