La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Te busqué
Te busqué por todas partes, créemelo que te busqué
Entre los hoteles, en las plazas y los trenes te busqué
Y no te hallé
Te busqué
Te busqué incansablemente, créemelo que te busqué
En mil direcciones, en montes y valles no te divisé
Y no te hallé
Y estabas a mi lado
Y por mucho tiempo, lamentablemente, yo te había ignorado
Aunque tus palabras, ya por mucho tiempo, me habían cautivado
Yo no lo sabía que, en todos mis días, eras lo buscado
Y estabas a mi lado
Y pacientemente viéndome vagar, me habías esperado
A que comprendiera que, aunque vaya lejos, tú eres lo anhelado
Y mi corazón encuentra su lugar cuando estoy a tu lado
Estabas a mi lado
Te busqué
Te busqué por todas partes, créemelo que te busqué
Entre multitudes, en las calles y en los bares te busqué
Y no te hallé
Te busqué
Te busqué insistentemente, créemelo que te busqué
Y en mis pensamientos y en cada momento yo te dibujé
Y no te hallé
Y estabas a mi lado
Y por mucho tiempo, lamentablemente, yo te había ignorado
Aunque tus palabras, ya por mucho tiempo, me habían cautivado
Yo no lo sabía que, en todos mis días, eras lo buscado
Y estabas a mi lado
Y pacientemente viéndome vagar, me habías esperado
A que comprendiera que, aunque vaya lejos, tú eres lo anhelado
Y mi corazón encuentra su lugar cuando estoy a tu lado
Estabas a mi lado
Estabas a mi lado