La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tengo dos escusas en mi mente
Para recortar mi día y a mi casa regresar
Son un par de mágicas princesas
Con pijamas y con trenzas
Que juegan a ser mamá
Ya se han dado cuenta que soy débil
Y con sólo una sonrisa
Pueden todo conseguir
De mi corazón se han vuelto dueñas
Y me alegran la existencia
Con sólo en ellas pensar
Entre gimnasia y la tarea
Van creciendo muy de prisa
Ay, ay, ay
Las quisiera detener
Pero un día se irán de casa
Y entre sus cosas llevarán
Un pedazo de mi vida que jamás regresará
Mientras tanto quiero darles tantas cosas
Quiero darles tanto amor, tanta atención
Y enseñarles cada día su importancia y su valor
Quiero cuidarles el corazón
Son como un jardín en primavera
Que se viste cada día de belleza y esplendor
Son como palomas mensajeras
Que el Señor mandó del cielo
Para hablarme de su amor
Entre gimnasia y la tarea
Van creciendo muy de prisa
Ay, ay, ay
Las quisiera detener
Pero un día se irán de casa
Y entre sus cosas llevarán
Un pedazo de mi vida que jamás regresará
Mientras tanto quiero darles tantas cosas
Quiero darles tanto amor, tanta atención
Y enseñarles cada día su importancia y su valor
Quiero cuidarles el corazón
Ay, ay, ay
Las quisiera detener