La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cada vez que comamos el pan y bebamos la copa
En la muerte del señor meditaremos
Que su cuerpo entregó
Y su sangre derramó
Todo esto él lo hizo
Por nosotros
Comamos el pan
Y demos gracias en su memoria
Así mismo la copa
Y demos gracias en su memoria
Cada vez que comamos el pan y bebamos la copa
En la muerte del señor meditaremos
Que su cuerpo entregó
Y su sangre derramó
Todo esto él lo hizo
Por nosotros
Comamos el pan
Y demos gracias en su memoria
Así mismo la copa
Y demos gracias en su memoria