La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
En tu mirada
La lágrima que colma cualquier mar
¿Son tus palabras
Una canción de amor sin terminar?
No sé qué escondes
Parece que todo esto va a estallar
Me gritas ¡corre!
Pero mis pies insisten en frenar
No sé quién soy, no sé quién eres
A dónde voy, de dónde vienes
Dime si estamos luchando
Contra fantasmas de cristal
Dime que estás en mi bando
O te dejaré marchar
No existe la calma
Te siento en cada esquina, al respirar
Sin ti todo cambia
Mis melodías dejan de sonar
No sé quién soy, no sé quién eres
A dónde voy, de dónde vienes
Dime si estamos luchando
Contra fantasmas de cristal
Dime que estás en mi bando
O te dejaré marchar
Aunque duela, y no lo entienda
Solo veo refugio en el final
Ooh ooh ooh
Aunque duela, y no lo entienda
(Persigo tu nombre)
Aunque duela, y no lo entienda
(Pero vuelvo a perderme)
Ooh
(Si son solo fantasmas de cristal)
Ooh
(Solo encuentro fantasmas)
Aunque duela, y no lo entienda
Solo veo refugio en el final
Ooh Ooh
Solo encuentro fantasmas