La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Yo te oí tocar el ukelele
y en tus blancas manos de marfil
parecía que tuviera un alma
y que pudiera llorar y reír,
como lloran los que tienen penas
y en silencio las deben sufrir.
Y oyes en el ukelele
una canción triste de dolor.
Es mi corazón que en ella adora
y que sufre por la pena de un amor.
Vuelve hacia mí tus ojos
y que pueda tus labios besar,
mientras se oye, muy lejos y suave,
una canción triste que llora al pasar.
Muchas veces parece que el viento
hacia mis oídos él me trae
las dulces voces del intrumento,
que en tus blancas manos conocí.
Y mi corazón palpita ansioso
como aquella tarde en que te oí.