La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hoy voy a cantarte así
Me voy, soy peregrino en esta vida
Y quién puede hacer brillar su luz
Y ser peregrino
Hoy eres capaz de dar
Y partir como las aves que no anidan
Qué maravilloso que es juntar
Y ser peregrino
Estoy a veces junto a ti
Y soy como una broma del destino
Que tu viento acarició
Y llevo hacia el camino
Te estoy viendo sonreír
Son tus ojos buenos de mar
Y ahora voy a ti
Me convierto en una flor del Sol
Soy peregrino, oh, oh