La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hay una mano que conmigo
Está cuando no tengo fuerzas,
Y sin pensarlo me ha de levantar
Cuando llegan las pruebas.
Hay una mano que ayudo a moisés y el mar lo dividió en dos,
Y es la misma que hoy me acompaña, es la mano de dios.
Es la que me sostiene cuando voy a caer
Es la que a mi me mueve para obrar
Con poder, la que me alcanza
Y nunca falta, me mueve con poder
Es la que me sostiene cuando voy a caer
Es la que a mi me mueve para obrar con poder
La que me alcanza y nunca falta, me mueve la mano de dios
Hay una mano que conmigo está cuando no tengo fuerzas,
Y sin pensarlo me ha de levantar cuando llegan las pruebas
Hay una mano que ayudo a moisés y el mar lo dividió en dos,
Y es la misma que hoy me acompaña, es la mano de dios
Es la que me sostiene cuando voy a caer
Es la que a mi me mueve para obrar con poder
La que me alcanza y nunca falta, me mueve con poder
Es la que me sostiene cuando voy a caer
Es la que a mi me mueve para obrar con poder
La que me alcanza y nunca falta, me mueve con poder
Es la que me sostiene, me mueve con poder
La que me alcanza y nunca falta, me mueve con poder tu mano señor
Tú mano señor... La que me alcanza y nunca falta
Me mueve con poder, es la que me sostiene
Me mueve... La que me alcanza y nunca falta
Me mueve la mano de dios