La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Te regalo una rosa,
La encontré en el camino.
No se si esta desnuda,
O tiene un solo vestido.
No, no lo se.
Si la riega el verano,
O se embriaga de olvido.
Si alguna vez fue amada
O tiene amor escondido.
Coro....
Ay yayay amor!
Eres la rosa que me da calor.
Eres el sueño de mi soledad.
Un letargo de azul.
Un eclipse de mar.
Pero,
Ay yayay amor!
Yo soy satélite y tú eres mi sol.
Un universo de agua mineral.
Un espacio de luz
Que solo llenas tu.
Ay amor!
Te regalo mis manos,
Mis parpados caídos.
El beso má¡s profundo,
El que se ahoga en un gemido.
Ohohoh.
Te regalo un otoño,
Un dáa entre abril y junio.
Un rayo de ilusiones,
Un corazón al desnudo.
Ay yayay amor!
Eres la rosa que me da calor.
Eres el sueño de mi soledad.
Un letargo de azul.
Un eclipse de mar.
Pero,
Ay yayay amor!
Yo soy satélite y tú eres mi sol.
Un universo de agua mineral.
Un espacio de luz
Que solo llenas tu.
Ay amor!