La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La luna con el romero
La aurora con el pinar
El viento con la marea
Y el trigo con la enrramá
La noche busca pareja
La fiesta ya va a empezar
Si tú no bailas conmigo
Prefiero no bailar
La lluvia con el naranjo
La niebla con el cristal
La albahaca tiene un tomillo
Que la espera en el rosal
Yo he visto un cielo estrellado
Bailando sobre la mar
Si tú no bailas conmigo
La noche se queda en vilo
Si tú no bailas conmigo
Prefiero no bailar
Yo he visto un sol desgreñado
Con una nube bailar
Bailaba la mariposa
Con un granito de sal
La acacia con el ingenio
La yerba y el matorral
Si tú no bailas conmigo
Prefiero no bailar
La yuca con el gengibre
En un pilón de majar
Se almidonaban de besos
Apretaditos en vals
Y hasta la flor de azucena
Ya tiene con quien bailar
Si tú no bailas conmigo
La noche se queda en vilo
Si tú no bailas conmigo
Prefiero no bailar