La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Juana Mecho
que tú me tienes impuesto
(Juana Mecho
tú me tienes impuesto, negra)
a darme un beso
cuando me acuesto
La quiero y la quiero
y quién me lo quita
(la quiero y la quiero
y quién lo quita, mamá)
yo me la llevé
desde muchachita