La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cada día con el sol renacen nuevos tiempos
Nuevas oportunidades de alcanzar el cielo
Para liberarnos de lo que nos tiene presos
Y empezar a caminar hacia el destino nuestro
Creo en un Dios que nos renueva
Que borra el pasado y nos entrega
La fuerza de sus sueños y todos sus
Anhelos, para cruzar los valles y montañas escalar
La fuerza de sus sueños que desvanece el miedo
Para el futuro ver y con certeza vislumbrar que lo mejor vendrá
Cada día con la luna se muere lo viejo
El bullicio y los afanes se han quedado lejos
Hay que despojarnos de lo antaño y de su peso
Y confiados recibir su yugo que es ligero
Creo en un Dios que nos renueva
Que borra el pasado y nos entrega
La fuerza de sus sueños y todos sus
Anhelos, para cruzar los valles y montañas escalar
La fuerza de sus sueños que desvanece el miedo
Para el futuro ver y con certeza vislumbrar que lo mejor vendrá
Lo mejor vendrá
La fuerza de sus sueños y todos sus
Anhelos, para cruzar los valles y montañas escalar
La fuerza de sus sueños que desvanece el miedo
Para el futuro ver y con certeza vislumbrar que lo mejor vendrá