La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hay una isla llena de encanto do iré a morar
Bella y fragante donde el maestro baja a soñar
Hay en mi isla aves que cantan trinos de amor
Y reclinado por los jardines se ve al señor
La isla de mis ensueños de oro
La isla donde está el señor
La isla do mi alma adora
A mi rey y mi salvador
Dicen que el cielo sus calles de oro repara ya
Y que sus pórticos engalanados listos están
Dicen que un ángel muy presuroso y con mucho afán
Prepara el libro donde el maestro ha de llamar
La isla de mis ensueños de oro
La isla donde está el señor
La isla do mi alma adora
A mi rey y mi salvador