La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
El viejo río cosquín
Fue el testigo quieto de un desengaño
Que un guitarrero cantor
Sufriera en el arenal
Cuando se escondía el sol
Cuentan paisanos de allá
Que en un amanecer se escuchó su canto
Era un lamento de amor
Que del pecho le brotó
Y entre los cerros quedó
Quisiera verte volver, en una tarde de enero
Si vuelves me encontrarás, en la orilla del cosquín
Con mi guitarra cantora
Y en mis labios sentirás
Que aún perdura el amor
Que me dejaste al partir
Qué cosas las del amor
Si hasta agarra pena solo pensarlas
Cuando comienza a gustar
Como agua de manantial
Solo se empieza a alejar
Alguna vez al pasar
Por el viejo río en noche estrellada
Quizás puedan escuchar
Las coplas que del cantor
Nacieran por un dolor
Quisiera verte volver, en una tarde de enero
Si vuelves me encontrarás, en la orilla del cosquín
Con mi guitarra cantora
Y en mis labios sentirás
Que aún perdura el amor
Que me dejaste al partir