La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Estás en medio de un enjambre de abejas
Que pícan de celos tu piel
Tus pulsaciones se han acelerado
Sumas uno y uno y dá tres
Corazón que no se doma
Y que no escucha mentiras de miel
Díces que el tuyo puede compartirse
Anda véte yá y sígue tu camino
Al pan, pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Dispara pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Qué poco duran los sueños dorados
Qué poco volaron mis pies
No quiero amarte en un castillo de naipes
Quitas uno y todo se fué
No llames plata a la bisutería
Ni diamante a un trozo de cristal
Disfruta ahora de tu fantasía
Que vestida de ovejita te ha cazado el lobo
Al pan, pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Dispara pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Pan, pan, pan, pan, vino, oh, oh
Pan, pan, pan, pan, vino, oh, oh
Al pan, pan y al vino, vino
No cojas la rosa
Que ésta tiene espinas
Al pan, pan y al vino, vino
Que lo que te ha dado
Luego te lo quita
Marcado por tu alevosía
Me desenredo yá
Pan, pan, vino, vino
Pan, pan, vino, vino
Al pan, pan y al vino, vino
Dispara pan y al vino, vino
Al pan, pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Dispara pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Al pan, pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá
Dispara pan y al vino, vino
Que contigo viene y contigo se vá