La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Aunque ande en valle de sombra y de muerte
No temeré no temeré
Aunque la oscuridad aseche a mi vida
No temeré no temeré
Tu estas aquí, tu estas aquí
Es tu mano que me cubre y me guarda con tu amor
Pues tu estas aquí, tu estas aquí
Yo no temeré
Pues tu estas con migo
Jesús...jesús...jesús...
Tu nombre me conforta
Jesús...jesús...
Tu nombre hoy consuela mi interior
"señor tu pacto de misericordia nunca se alejara de mi
Tu pacto de paz nunca sera quebrantado
Tu tendrás misericordia, tu enseñaras a mis hijos
Y se multiplicara tu paz sobre ellos y por eso yo declararé
El señor te bendiga y te guarde, el señor haga resplandecer
Su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia
El señor alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz"
Alelu, alelú, alelú.