La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Antes que la lámpara se apague
Antes que los ojos se cierren
Antes que el fuego se acabe
Y todo este perdido
Solo en apariencias
Se escucha una voz en el silencio
Samuel, samuel
Despiértate, despiértate
Samuel, samuel
No vayas al hombre corre hacia mi
Y yo te mostrare lo que esta por venir
Solo quédate conmigo, quédate conmigo
Estoy buscando una generación
Que no juegue con lo santo
Y que no venda mis tesoros
Estoy buscando una generación
Que me preste sus oídos
Y se interese en mi corazón
Gente que crece en el secreto
Yo recompenso en público
Samuel, samuel
Despiértate
Hay mucho que hacer
Samuel, samuel
No vayas al hombre, corre hacia mi
Y yo te mostrare lo que esta por venir
Solo quédate conmigo, quédate conmigo
Quédate conmigo, quédate conmigo
Y hazme oír tu voz
Solo quiero oír tu voz
Aquí estoy, aquí estoy
Hoy me despierto hoy me levanto
Aquí estoy, aquí estoy
Corro hacia ti, yo corro hacia ti
Muéstrame señor lo que esta por venir
Yo me quedo contigo, yo me quedo contigo
Me quedo contigo, a tu lado
Yo quiero crecer contigo
Quiero crecer contigo
Te presto mis oídos para escuchar tus secretos
Cuenta conmigo, cuenta conmigo
Aunque sea solo un niño yo quiero escuchar tu voz
Y trasmitir tu corazón en esta generación
Yo me quedo contigo