La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
"¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos que
claman a Él día y noche?
¿Acaso tardará en responderles?
Os digo que no tardará en hacerles justicia.
Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?" S. Lucas 18: 7-8.
Sólo Él salió en defensa del acusado,
se ofreció a cumplir condena en su lugar,
ignorando las ofensas, entregó su libertad,
pero en cambio, cuando él vuelva, ¿qué hallará?
Comenzó de carpintero en una aldea,
desde niño sorprendió su integridad,
sus valores tan extraños, su obsesión por la verdad,
la pureza en su mirada de cristal.
Rechazó cualquier corona y vivió para sembrar,
cultivando corazones y enseñando a perdonar,
Porque el árbol, cuando es bueno, buenos frutos
siempre da...
... sin embargo, cuando Él venga, ¿qué hallará?
Siendo rico se hizo pobre y vulnerable,
siendo Dios se hizo un humilde servidor,
siendo Rey se hizo soldado, se hizo carne de cañón,
siendo libre se hizo esclavo por amor.
Repartió entre mil hambrientos su amistad y su
calor,
protegió a los extranjeros y jamás los rechazó,
y a los que le recibieron, con su sangre los selló,
prometió que volvería y se marchó.
Poco importan los detalles, cómo y cuándo volverá,
porque sea como sea, todo ojo le verá,
la pregunta verdadera aún está sin contestar:
Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿qué hallará?