La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Quién sabrá, lo que queda,
que caminos, que tiempos vendrá a partir de aquí.
si tú me concedieras,
una sola oración, un deseo profundo en mí.
sólo quiero conocerte,
ser más tuyo, vivir a tu vera siempre.
no te pido nada más,
que ser fiel hasta el final,
a ser íntegro y sincero, hazme puro y verdadero;
no te pido nada más.
aquí estoy, he venido,
porque sólo con verte ya ocurre un milagro en mí.
mírame, radiografíame,
rómpeme si hace falta y después hazme renacer.
que otros disfruten oro y placer,
tú moldéame, haz de mí lo que prefieras.
no te pido nada más,
que el honor de tu verdad.
que jamás traiga vituperio a tu nombre o al evangelio,
no te pido nada más.
no te pido nada más,
que ser luz, ser sal, ser pan;
al caído darle aliento, ser tu agua al sediento,
no te pido nada más
no te pido nada más
no te pido nada más.
(Gracias a Miqueloangelo por esta letra)