La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hoy tus ojos me preguntan si aún te quiero,
si aún te quiero, si aún te quiero.
Sólo te importa saber si a estas alturas aún te quiero,
si aún te quiero, si aún te quiero
Ya me lo advertiste,
que no me fiara de mi propio corazón,
que mi brazo es débil,
y que el alma no suele tener razón.
Y hoy estoy aquí, lamento haber fallado,
no sé cómo no lo vi venir,
No sé cómo te llegué a negar anoche,
y aunque en tus ojos no había reproche,
ya no puedo ni mirarte,
se me ha roto el corazón,
mi alma sólo siente frío y temor
Y has venido a preguntarme si aun te quiero,
si aún te quiero, si aún te quiero.
Sólo te importa saber si a estas alturas aún te quiero
si aún te quiero, si aún te quiero.
Yo no te merezco,
no soy digno de tu sacrificio ni tu amor,
y aún así derramas
en la cruz tu sangre consiguiendo mi perdón.
Yo no puedo hablar, te veo en el madero,
se oscurece el cielo sobre mi,
y a la vez está naciendo un nuevo amanecer,
que nunca podré explicar ni comprender,
soy culpable de tu herida,
mi castigo es sobre Ti,
yo me alejo, mientras Tu mueres por mi
Y has venido a preguntarme si aun te quiero..