La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Gracias padre, hoy te vengo a dar
He venido hasta tus pies
Solo para agradecer
Solo para darte gracias
Pues no encuentro otras palabras, en mi ser.
Gracias padre, yo se que te he hecho llorar
Al ser un mal agradecido,
Al no haberte obedecido
Y aun así tu amor me has dado
Y aun así no me has dejado
No te has ido de mi lado, y hoy te vengo a dar.
Gracias padre, por tu amor en una cruz
Por amarme de tal forma
Por mandar a Jesús, a tu hijo Jesús
Gracias padre, por tu amor y tu bondad
Por tu fuerza y tu amistad
Por ser un padre leal, siempre leal.
Gracias padre, por los pequeños y bellos detalles
Por casa cosa que me has dado
Por cada cosa que has negado
Y más que eso gracias padre, por ti mismo y lo que eres
Por ti mismo e como eres
Hoy te vengo a dar.
Gracias padre, por tu amor en una cruz
Por amarme de tal forma
Por mandar a Jesús, a tu hijo Jesús
Gracias padre, por tu amor y tu bondad
Por tu fuerza y tu amistad
Por ser un padre leal, siempre leal.
Gracias padre, por las buenas por las malas
Porque has estado a mi lado siempre
Por tu amor de Dios, mi Señor.
Gracias padre, gracias padre
Gracias, gracias.