La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Amores como el nuestro quedan ya muy pocos,
Del cielo caen estrellas sin oir deseos.
Deshojar una rosa ya es cosa de tontos,
Aquí no interesan ya los sentimientos.
Como los unicornios,
Van desapareciendo,
Amar es algo hermoso,
Sólo es cuestión de un verso.
Un amor como el nuestro,
No debe morir jamás.
Amores como el nuestro cada vez hay menos,
En los muros casi nadie pinta corazones.
Ya nadie se promete más allá del tiempo,
De sábanas mojadas hablan las canciones.
Como romeo y julieta,
Lo nuestro es algo eterno.
Amar es algo hermoso,
Sólo es cuestión de un verso.
Un amor como el nuestro,
No debe morir jamás.
Como los unicornios,
Van desapareciendo.
Amar y ser amado,
Es darse por completo.
Un amor como el nuestro,
No debe morir jamás.
Jamás...