La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Y de noche cantaremos
Celebrando su poder
Con alegría de corazón
Como el que va con la flauta
Al monte del Señor
Celebraremos su poder
El es el Poderoso de Israel
El Poderoso de Israel
Su voz se oirá nadie lo detendrá
Al poderoso de Israel
Y los ojos de los ciegos
Se abrirán ellos verán
Los oídos de los sordos oirán
El cojo saltará con el arpa danzará
La lengua de los mudos cantará