La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Como no adorarte
Si eres el ungido, poderoso gran rey
Como no servirte
Siendo rey, tu vida diste por mí
Como no rendirme
Si todos mis pecados, borraste en la cruz
Como no amarte
Si abrirán los cielos y pronto vendrás
Todopoderoso, todopoderoso
Vives en mí, estas aquí
No seré igual, nunca me dejarás
Todopoderoso
Como no adorarte
Si eres el ungido, poderoso gran rey
Como no servirte
Siendo rey, tu vida diste por mí
Como no rendirme
Si todos mis pecados, borraste en la cruz
Como no amarte
Si abrirán los cielos y pronto vendrás
Todopoderoso, todopoderoso
Vives en mí, estas aquí
No seré igual, nunca me dejarás
Todopoderoso
Te adorare, te serviré, me rendiré, te amaré
Te adorare, te serviré, me rendiré, te amaré
Te adorare, te serviré, me rendiré, te amaré
Te adorare, te serviré, me rendiré, te amaré
Todopoderoso, todopoderoso
Vives en mí, estas aquí
No seré igual, nunca me dejarás
Todopoderoso
Todopoderoso, todopoderoso
Vives en mí, estas aquí
No seré igual, nunca me dejarás
Todopoderoso
(Gracias a Lulu Fuentes por esta letra)