La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Y el reloj en la pared
No para en su camino despejado.....
Y aquel que mira darle vueltas
De nuevo una vez más quisiera
Verlo como él
Ansioso por poner un pie
Fuera del destino
Fuera del ritmo despiadado de los coches
De las luces de sol y luna
Viviendo cada instante
Sin poder mirar atrás
Sin poder aclararte
Si estuvo bien o mal
Si esto es lo que hay
Detrás de la cortina donde miré
Quizás allí no era
Quizás aquí tampoco esté
Mi lugar
Y la flor que yo me sé
Nació y creció y después...
Se fue con la brisa
Y el que la mira en las estrellas
Por más que quiso y quisiera
Nunca la alcanzó
Ansioso por poner un pie
Fuera del destino
Fuera del ritmo despiadado de los coches
De las luces de sol y luna
Viviendo cada instante
Sin poder mirar atrás
Sin poder aclararme
Si lo hago bien o mal
Si esto es lo que hay
Detrás de la cortina donde miré
Quizás allí no era
Y quizás aqui tampoco esté
Mi lugar, mi lugar