La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Se pasa todo en la vida de pronto pierde su esplendor
Pero lo único que cuenta es que siempre ahí estas tú
Puede que donde era frío todo hoy sea calor
Pero tú palabra siempre estará a mi favor
Por eso siempre, siempre confiaré
Que el viento cambie de sentido el mundo pierda su valor
Pero lo único que cuenta es que siempre ahí estas tú
Puede que toda la gente quiera sembrar el terror
Pero tú palabra siempre estará a mi favor
Quizás desaparezca el cielo
Quizá ya no haya mar y tierra
Que ya no aparezca la luna y el sol
Me falla todo menos tú
Quizás todo se vuelva invierno
El frío hace que mis fuerzas ya se desvanezcan
Pero ahí estas tu
Confiando en ti siempre, siempre estaré
Puede que se pare el mundo
Pero no me fallas tú