La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tengo Fe Montesanto
Cuando digo, Que soy un perdedor
Tú me respondes, Que soy más que vencedor
Cuando pienso, Que no tengo valor
Tú me recuerdas, Que moriste por amor
Tengo Fe, para creer
En lo que vendrá
En lo que ya fue
Tengo Fe, para creer
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Cuando caigo Y siento desmayar
Vienes con fuerzas, Quitas la debilidad
Y si el mundo decide no creer
Hoy con más fuerzas, Gritaremos ¡Tengo Fe!
Tengo Fe, para creer
En lo que vendrá
En lo que ya fue
Tengo Fe, para creer
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Tengo Fe, para creer
En lo que vendrá
En lo que ya fue
Tengo Fe, para creer
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Hoy camino confiado, Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Tengo Fe, para creer
En lo que vendrá
En lo que ya fue
Tengo Fe, para creer
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Tengo Fe, para creer
En lo que vendrá
En lo que ya fue
Tengo Fe, para creer
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí
Hoy camino confiado Cristo ha ganado
Él abrió el cielo para mí