La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Silencio, he oído una voz
es posible que alguien se acuerde de mí
no puedo, trágica luz
siento tus ojos ocultos
en nombres, tantos nombres
Aunque el aire no sepa que ocurre
el viento se lleva lo que acontece
Silencio, he oído un rumor
quería encontrarme un abismo
el miedo, justo a tiempo
sólo un segundo escarbando en vacío
oh, tan vacío
Aunque el aire no sepa que ocurre
el viento, te arrastrará, te arrastrará
No, no puedo oír tu voz
siempre lejana, oh tan lejana
No, no quiero oír tu voz
siempre quebrada, oh no!
No puedo dormir con esas lágrimas
goteando encima de mí
no puedo dormir con esas lágrimas
goteando encima de mí
no puedo dormir con esas lágrimas
goteando encima de mí
no puedo dormir con esas lágrimas
goteando encima de mí
uhu, uuuuhh