La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
no me pidas amor que a fuerza de querer se me ha perdido me
puso muchas piedras el camino y tropesar con ellas fue mi herror y
tuve que pagar con un adios
no me pidas amor que aller de tanto amar sin ser amada se ha roto
como cantaro en el agua no soporto vivir sin ilucion y se murio de
amor el corazon.. y me quede sin alma de cuerpo y corazon de
piedra no puedo amar a quien quisiera y solo vivo sin vivir y me
quede sin alma Y me quede sin alma de cuerpo y corazon de
piedra lo ciento te quedaste afuera no queda nada para ti..
no me pidas amor que tengo en el vacio el centimiento y varato
ezperansa sobre le viento amarnos son caricias de papel amar es
mas profundo que la miel y me quede sin alma de cuerpo y
corazon de piedra no puedo amar a quien quisiera y solo vivo sin
vivir y me quede sin alma de cuerpo y corazon de piedra.. no queda
nada para ti