La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Anda cambia la cara de velorio querida
Una mujer no llora por un nombre que olvida
Me dicen mis amigos me repite el espejo
Y yo en mi mundo sigo pensando en ti
Yo se y lo reconozco que razón no les falta
A veces me revelo a tu recuerdo que mata
Me pierdo en las esquinas en cualquier
Serenata que suena yo canto una y otra vez
Cantando voy a olvidarte
Porque llorando no puedo
No puedo con esta pena insoportable que llevo
Cantando voy a olvidarte
Aunque me quede sin alma
Al fin para que la quiero
Sin ti no tengo a quien darla
Al mal tiempo buena cara
Suena muy bien en teoria
Y lo escribio en un capullo
Benita como la mía
Yo se y lo reconozco que razón no les falta
A veces me revelo a tu recuerdo que mata
Me pierdo en las esquinas
En cualquier serenata
Que suena yo canto una y otra vez
Cantando voy a olvidarte
Porque llorando no puedo
No puedo con esta pena insoportable que llevo
Cantando voy a olvidarte
Aunque me quede sin alma
Al fin para que la quiero
Sin tu no tengo a quien darla
Al mal tiempo buena cara
Suena muy bien en teoria
Y lo escribio en un capullo
Benita como la mía
No puedo con esta pena
Insoportable que llevo
Cantando voy a olvidarte
Aunque me quede sin alma
Alfin para que la quiero
Cantando voy a olvidarte