La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No fue suficiente
Besar otra boca
Busqué mil amantes
Pa' olvidar tu amor
No fue suficiente
Tomarme una copa
Compré una cantina
Para ahogar tu adiós
Aunque presiento que jamás voy a olvidarte
Ni llorándote él resto de mi vida
Ni comiéndome a besos mil amantes
Ni tomándome toda mi cantina
Tomando y amando
Me paso las noches
Y me gana él llanto
Al amanecer
Vuelvo a recordarte
Creo que un poco menos
Y vuelvo a tratar de olvidarte otra vez
Aunque presiento que jamás voy a olvidarte
Ni llorándote él resto de mi vida
Ni comiéndome a besos mil amantes
Ni tomándome toda mi cantina