La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Empiezo a andar, tengo ganas de verte,
No hay tiempos para pensar en vencidos
Camino no necesito a la suerte
Hay fuerza para soñar.
Y al caminar me encuentro con gente
Que va dando marcha atrás
Equivocado, puede que reviente
Pero no pienso parar.
Quedan atrás enemigos, que quieres
No siempre se esta de acuerdo conmigo
Quedan aquí los amigos y al verles
No hay fuerza para soñar.
Y al caminar me encuentro con gente
Que va dando marcha atrás
Equivocado, puede que reviente
Pero no pienso parar, dejar de soñar,
No pienso parar.
Imagina la victoria de los vencidos
Y yo soy de los vencidos que avanzan
Imagina que cambias el camino
Y yo soy de los vencidos que avanzan
Hay fuerza para soñar
Imagina la victoria de los vencidos.