La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hola que tal te lo quiero confesar,
Me pesa este silencio y los años de amistad
Yo se que hay algo en ti lo puedo presentir
Coincidimos cien por ciento, no hay más nada que decir
No digas más palabras déjame llegar a tu alma,
Quiero más, un minuto, un minuto más
Déjame que te mire deseo conquistar esos ojos,
Quiero más, un minuto, un minuto más
Recuerda las promesas, la luna liberó sus sentidos,
Quiero más, un minuto, un minuto más, para decírtelo
De niño compartí mi vida junto a ti
Y el tiempo me cambió cariño por amor
La duda de pensar, que en ti no será igual
Y así terminar una vida de amistad
No digas más palabras déjame llegar a tu alma,
Quiero más, un minuto, un minuto más
Déjame que te mire deseo conquistar esos ojos,
Quiero más, un minuto, un minuto más
Recuerda las promesas, la luna liberó sus sentidos,
Quiero más, un minuto, un minuto más, para decírtelo
Sabes tanto de mí, como yo lo se de ti,
Esto no es confusión, puramente es amor,
Insisto puro amor