La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Ya no te importa donde estás
Si son los sueños de la cuidad
Nadie nos dice lo que tenemos que hacer
Y cuando empieza a oscurecer
La adrenalina vuelve a correr
Rompiendo reglas burlándonos de la ley
No me detiene, no se detiene jamas
No se detiene, no me detiene jamas
//Ya no puedo, Ya no quiero
Nada para el Rock and Roll//. Jamas
Nunca me diste lo que te pedí
Pero supongo que el Rock es así
Buscar problemas, no lo que me hiciera feliz
Ser diferente a los demás
Si con tu imagen los espantas
Ya no me importa lo que ellos puedan decir
No me detiene, no se detiene jamas
No se detiene, no me detiene jamas
//Ya no puedo, Ya no quiero
Nada para el Rock and Roll//. Jamas