La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Alla en el muelle, por la caleta
Un presidiario, triste yo vi
La madrecita, lo consolaba
Y lo besaba con frenesi
Era un muchacho noble y honrado
Y una mujer lo fatalizo
Y a muchos vicios que eran prohibidos
Aquel muchacho se dedico
Era una noche, cuando en un baile
Enloquecido por el licor
A su fiel amigo que el mas queria
Sin un motivo lo asesino
Lo condenaron a 20 años
Triste miraba hacia la mar
Pensando siempre en esa isla
Donde las penas hiba a pagar
Llego el barco se oyo el silbato
La pobre madre rompio a llorar
Ay no se lleven a ese hijo mio
Que trabajando yo lo crie
Aquel muchacho dijo unas frases
Madre no llores no llores mas
Yo soy culpable y lo reconozco
Mas la condena debo pagar
Y una noche cuando en su celda
Un pajarito vio llegar
Era la madre en forma de ave
Que a su hijo iba a visitar
Que a su hijo iba a visitar