La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Después de ti
vendrán doce mil inviernos.
Tendré con la soledad
largas charlas con sabor a hiel.
Después de ti
hará un calor de infierno.
Será difícil respirar
y el recuerdo quemará la piel.
En mi propia voz
volveré a sentir la voz de Caín.
Después de ti, de ti.
Pero todo pasará,
el mundo seguirá
girando alrededor del sol.
Nuevos días nacerán
y todos me darán
razones para vivir
después de ti.
Quizás no comprenda nunca
por qué tu fuiste para mí
un motivo de obsesión total.
Te disolverás en la oscuridad
y no será el fin.
Después de ti, de ti.
Después de ti, de ti.
Pero todo pasará,
el mundo seguirá
girando alrededor del sol.
Nuevos días nacerán
y todos me darán
razones para vivir
después de ti, de ti.
Después de ti.