La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No podia callar
Era fuego lo que habia en el.
Lo que se grabo en su corazon,
No escandiÛ pues era su razon,
De dar la palabra sin ceder,
Aunque tenga que morir por el.
Una piedra fatal
Entre tantas fue la que le dio.
Indefenso se dejo caer.
Entrego el espiritu a su amor.
Saulo sigue sin poder creer
Cuando se escucha el clamor:
ìNo te fijes en lo
que me han hecho,
Por favor perdonalos.!
Y se va, y se va, y
Se va de la vida
Sin morir, sin callar.
Cielo y tierra pasan
Muchos callan,
Las piedras se lo diran.
Para que, para que
Para que todos sepan
La palabra que da vida,
Vida, Vida, Vida, Vida.
La palabra Permanece
La palabra Permanece.