La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Me jugaré por Ti.
Babilonia me encontró en la corte,
todo para dar.
Los mejores fueron los peores,
sólo Dios sabrá.
Vida,
decisiones por tomar.
Discernir,
el punto de partida.
Llegaré al final.
Me jugaré por Ti,
me jugaré todo.
Hoy te diré que sí,
me jugaré...
Mis "amigos"
quieren que me quede,
yo no quiero.
Que es distinto,
que sólo lo pruebe,
yo no pruebo.
Dulce es el comienzo,
pero amargo es el final.
Sabe donde empieza,
nunca donde terminar.
Todo vale,
ya no hay diferencia
entre el bien y el mal.
Me jugaré por Ti,
me jugaré todo.
Hoy te diré que sí,
me jugaré todo.
Me jugaré por Ti,
me jugaré todo.
Te grabaré muy dentro aquí,
me jugaré.