La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La mentira, la llevó hacia ese rincón.
Sin salidas, donde estalla el corazón.
Mi socorro has sido tú,
Recordó a su madre que cantaba ahí
Quiso volver hasta el lugar, donde la vida se le dio
Quiso beber del manantial pero la cuerda es floja,
Y las hojas de este amor caen.
Tardes frías, nunca tardan en llegar,
Las heridas, siempre tardan en cerrar.
Mi socorro has sido tú,
Recordó a su madre que cantaba ahí
Quiso volver hasta el lugar, donde la vida se le dio
Quiso beber del manantial pero la cuerda es floja,
Y las hojas de este amor caen.
Mi socorro has sido tú,
Recordó a su madre que cantaba
Quiso beber del manantial y aunque la cuerda se cortó,
Pudo tener en el final, versos que pueden sostener.
Pudo beber del manantial, y aunque la vida pasa,
Siempre en casa hay amor.